POESIA CONTEMPORÁNEA DE PUNO
VOZ Y PENSAMIENTO DEL POETA DARWIN BEDOYA BAUTISTA
En Puno, los últimos años se ha producido poesía de calidad, poesía que ha recibido elogios en el comentario especializado de la crítica nacional. Se le definió como Poesía puneña contemporánea, Poesía de fin de siglo, o Poesía puneña de la generación del 90 . Empezó con los concursos de poesía, organizados por la Asociación de Literatura y Arte “ELEGIA” promovido por Fredy y Elard Vilca Monteagudo. Fue difundido por la revista Escri-viendo, dirigido por el académico Hernán Cornejo Roselló, Presscot de Walter Paz, Diario “Los Andes, “Semanario Confidencial” y otras publicaciones. En el presente año fue actualizado y consolidado por Feliciano Padilla, con su obra “Antología comentada de la literatura puneña”.
La Nueva Prensa, apertura en Fiesta Jíbara, la celebración literaria de esta última generación. Darwin Bedoya, es la voz más connotada de la generación. Su poesía resuelve viejos anatemas y propone juegos verbales acorde a los últimos movimientos de poesía en el Perú. Darwin Bedoya tiene el hálito universal de tratar impecablemente el lenguaje, posee una magia quimérica en la creación. Ha recibido comentarios en reconocidas revistas de literatura y fue invitado a importantes certámenes literarios.
En Puno, los últimos años se ha producido poesía de calidad, poesía que ha recibido elogios en el comentario especializado de la crítica nacional. Se le definió como Poesía puneña contemporánea, Poesía de fin de siglo, o Poesía puneña de la generación del 90 . Empezó con los concursos de poesía, organizados por la Asociación de Literatura y Arte “ELEGIA” promovido por Fredy y Elard Vilca Monteagudo. Fue difundido por la revista Escri-viendo, dirigido por el académico Hernán Cornejo Roselló, Presscot de Walter Paz, Diario “Los Andes, “Semanario Confidencial” y otras publicaciones. En el presente año fue actualizado y consolidado por Feliciano Padilla, con su obra “Antología comentada de la literatura puneña”.
La Nueva Prensa, apertura en Fiesta Jíbara, la celebración literaria de esta última generación. Darwin Bedoya, es la voz más connotada de la generación. Su poesía resuelve viejos anatemas y propone juegos verbales acorde a los últimos movimientos de poesía en el Perú. Darwin Bedoya tiene el hálito universal de tratar impecablemente el lenguaje, posee una magia quimérica en la creación. Ha recibido comentarios en reconocidas revistas de literatura y fue invitado a importantes certámenes literarios.
DARWIN EDUARDO BEDOYA BAUTISTA (Moquegua, 1974) Es docente de Lengua y Literatura, ha publicado poemas y cuentos en conocidas revistas de literatura del sur peruano. En su breve trayectoria cuenta con haber logrado algunos méritos como el reconocimiento con la Primera Mención Honrosa en el Concurso Nacional de Poesía “Premio Pucará” Huancayo – 1997 organizado por la revista de literatura CASCADAS; segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía premio “Alberto Hidalgo” Arequipa – 1998 organizado por el semanario EL CLARÍN, primer premio (compartido) en el concurso departamental de poesía “Premio Simón Fidel Quispe” Puno – 1998 organizado por la CUBUP – Puno; finalista en el VII Certamen Internacional de Poesía Ciudad de Torrevieja convocado por el Instituto Municipal de Cultura “Joaquín Chapaprieta” de Torrevieja – 2002 España Alicante.
Es integrante de la CADELPO filial Juliaca, coeditor de la revista de literatura PEZ DE ORO, editor de la revista de literatura LAGRIMAS DE COCODRILO, Director de CUADERNOS BIMESTRALES DE POESÍA “ ESPANTAPÁJAROS”.
Disfrutemos de su excelente poesía.
QUIELA
Hay alguien detrás de la puerta
sentado en el lugar donde palidecen las horas.
Empieza a contar en sus dedos
todo lo que va mirando a su alrededor:
dos tazas tibias de café a medio tomar
tres colillas de cigarrillos sobre el tapiz
y en el rincón de rostros olvidados
un suspiro reflejándose en el espejo.
Después
el mismo alguien cierra los ojos
saca un libro entre sus mangas
y comienza a leer el juego de la eternidad.
A medianoche cuando concluye su lectura
el sueño le desata un camino a sus pies.
Ha caminado tantas veces la misma ruta
dejando páginas en blanco
a un costado del jardín
y ahora regresa descalzo desde su propio recuerdo.
Al despertar comprende la luz de la ventana
y la cortina hecha jirones en el suelo
mira la mesa completamente vacía
y por fin palpa sus manos.
Se da cuenta que no han quedado tristezas
ni siquiera una para remedio.
Cogiendo sus anteojos
piensa que anduvo en el jardín
porque ahora termina de mirarse
en el mismo espejo. Se reconoce internamente
como cada mañana. Arranca una página del libro
y deja sus ojos en otro lugar.
Sus manos rozan el sueño
y entonces percibe los pasos que jamás logró confundir
alguien viene a grandes pasos
como si lo llamaran con campanas
se apea del silencio
y descubre un rostro igualito a la duda.
SABIDURÍA DEL CAMINO
a Arely Bedoya
A pesar de todo y el otoño
el árbol seguía de pie
olvidando al tiempo
y sus rigores
Una tarde llegó un pájaro.
Descendió sus adormecidas dudas
en la ausencia de las ramas
y todo el lugar comenzó
a beber lluvia con su canto.
Al principio
el árbol no entendió la melodía.
Pero sintió humedad en sus venas
y unas huellas internas
le hicieron volver la mirada.
Sólo pudo ver al ave que se iba
volando confundida entre hojas secas.
Comprendió entonces la canción
en la quietud del viento
y se inclinó a buscar sus raíces.
AÚN QUEDAN MUCHOS DÍAS COMO ESTE
“Si de noche lloras por el sol,
no verás las estrellas”
RABINDRANATH TAGORE
Una mujer hecha de ausencia
camina por estos jardines deshojados
lenta
con una sonrisa hasta los ojos
se deshace en pequeños recuadros
mientras avanza por este imposible silencio
como una ave que retorna a su sueño
anunciando con el sonido de su llegada
que algún tiempo atrás vivió aquí.
¿Acaso ahora llora?
construye silencios con sus brazos cruzados
y conoce de memoria estos lugares
donde está sin saberlo ella misma
tal vez hoy esté buscando una flor en sus manos
o solamente queriendo hallar un olvido
extraviado en una mirada vacía de tanto llorar.
Camina
otro nuevo día sin saber que se pierde
en las aguas de un mar desconocido
camina
recoge suspiros igual que flores
mientras su mirada alumbra todo el lugar
y con mayor luz el sitio donde ella quiso
ser la única flor habitante del jardín
aún estando entre rosas y dalias y altas acacias.
No es difícil amar la piel de una mujer
después de muchos pasos sin compás de susurros
camina
habla de aquel lugar deshojado
y nadie responde a sus palabras
ni siquiera un consuelo
cuando el sol se la lleva en la tarde
pocas ganas de volver la mirada
para ver entre piedra y hierba una flor negra
como unos ojos cerrados que sólo saben florecer
un deseo tembloroso
sin sol
sin estrellas
un mismo tiempo que se hace más eterno cada día.
LAS HORAS ETERNAS EN LA BANCA DEL PARQUE
Una iluminación
y varias canciones se pierden en su memoria
de habitaciones inconclusas con charcos de agua
en donde se refleja su propia imagen:
busca en la esquina de la plaza un kiosco
y allí compra el periódico del día.
Se sienta en una banca del parque
mientras lee y espera
la llegada de una sombra de abril
que nunca se confunde con la gente que viene y va
porque nunca jamás supo llegar.
Y termina de leer de palmo a palmo su periódico
termina el crucigrama
y no terminan las horas eternas en la banca del parque
y llega nadie
sólo una colección de imágenes borrosas
le hablan para que siga ahí
y no apague sus ojos
ni seque los charcos de agua
donde todavía se le puede ver
sin canciones
en una banca del parque.
LAS HORAS ETERNAS EN LA BANCA DEL PARQUE
Una iluminación
y varias canciones se pierden en su memoria
de habitaciones inconclusas con charcos de agua
en donde se refleja su propia imagen:
busca en la esquina de la plaza un kiosco
y allí compra el periódico del día.
Se sienta en una banca del parque
mientras lee y espera
la llegada de una sombra de abril
que nunca se confunde con la gente que viene y va
porque nunca jamás supo llegar.
Y termina de leer de palmo a palmo su periódico
termina el crucigrama
y no terminan las horas eternas en la banca del parque
y llega nadie
sólo una colección de imágenes borrosas
le hablan para que siga ahí
y no apague sus ojos
ni seque los charcos de agua
donde todavía se le puede ver
sin canciones
en una banca del parque
Es integrante de la CADELPO filial Juliaca, coeditor de la revista de literatura PEZ DE ORO, editor de la revista de literatura LAGRIMAS DE COCODRILO, Director de CUADERNOS BIMESTRALES DE POESÍA “ ESPANTAPÁJAROS”.
Disfrutemos de su excelente poesía.
QUIELA
Hay alguien detrás de la puerta
sentado en el lugar donde palidecen las horas.
Empieza a contar en sus dedos
todo lo que va mirando a su alrededor:
dos tazas tibias de café a medio tomar
tres colillas de cigarrillos sobre el tapiz
y en el rincón de rostros olvidados
un suspiro reflejándose en el espejo.
Después
el mismo alguien cierra los ojos
saca un libro entre sus mangas
y comienza a leer el juego de la eternidad.
A medianoche cuando concluye su lectura
el sueño le desata un camino a sus pies.
Ha caminado tantas veces la misma ruta
dejando páginas en blanco
a un costado del jardín
y ahora regresa descalzo desde su propio recuerdo.
Al despertar comprende la luz de la ventana
y la cortina hecha jirones en el suelo
mira la mesa completamente vacía
y por fin palpa sus manos.
Se da cuenta que no han quedado tristezas
ni siquiera una para remedio.
Cogiendo sus anteojos
piensa que anduvo en el jardín
porque ahora termina de mirarse
en el mismo espejo. Se reconoce internamente
como cada mañana. Arranca una página del libro
y deja sus ojos en otro lugar.
Sus manos rozan el sueño
y entonces percibe los pasos que jamás logró confundir
alguien viene a grandes pasos
como si lo llamaran con campanas
se apea del silencio
y descubre un rostro igualito a la duda.
SABIDURÍA DEL CAMINO
a Arely Bedoya
A pesar de todo y el otoño
el árbol seguía de pie
olvidando al tiempo
y sus rigores
Una tarde llegó un pájaro.
Descendió sus adormecidas dudas
en la ausencia de las ramas
y todo el lugar comenzó
a beber lluvia con su canto.
Al principio
el árbol no entendió la melodía.
Pero sintió humedad en sus venas
y unas huellas internas
le hicieron volver la mirada.
Sólo pudo ver al ave que se iba
volando confundida entre hojas secas.
Comprendió entonces la canción
en la quietud del viento
y se inclinó a buscar sus raíces.
AÚN QUEDAN MUCHOS DÍAS COMO ESTE
“Si de noche lloras por el sol,
no verás las estrellas”
RABINDRANATH TAGORE
Una mujer hecha de ausencia
camina por estos jardines deshojados
lenta
con una sonrisa hasta los ojos
se deshace en pequeños recuadros
mientras avanza por este imposible silencio
como una ave que retorna a su sueño
anunciando con el sonido de su llegada
que algún tiempo atrás vivió aquí.
¿Acaso ahora llora?
construye silencios con sus brazos cruzados
y conoce de memoria estos lugares
donde está sin saberlo ella misma
tal vez hoy esté buscando una flor en sus manos
o solamente queriendo hallar un olvido
extraviado en una mirada vacía de tanto llorar.
Camina
otro nuevo día sin saber que se pierde
en las aguas de un mar desconocido
camina
recoge suspiros igual que flores
mientras su mirada alumbra todo el lugar
y con mayor luz el sitio donde ella quiso
ser la única flor habitante del jardín
aún estando entre rosas y dalias y altas acacias.
No es difícil amar la piel de una mujer
después de muchos pasos sin compás de susurros
camina
habla de aquel lugar deshojado
y nadie responde a sus palabras
ni siquiera un consuelo
cuando el sol se la lleva en la tarde
pocas ganas de volver la mirada
para ver entre piedra y hierba una flor negra
como unos ojos cerrados que sólo saben florecer
un deseo tembloroso
sin sol
sin estrellas
un mismo tiempo que se hace más eterno cada día.
LAS HORAS ETERNAS EN LA BANCA DEL PARQUE
Una iluminación
y varias canciones se pierden en su memoria
de habitaciones inconclusas con charcos de agua
en donde se refleja su propia imagen:
busca en la esquina de la plaza un kiosco
y allí compra el periódico del día.
Se sienta en una banca del parque
mientras lee y espera
la llegada de una sombra de abril
que nunca se confunde con la gente que viene y va
porque nunca jamás supo llegar.
Y termina de leer de palmo a palmo su periódico
termina el crucigrama
y no terminan las horas eternas en la banca del parque
y llega nadie
sólo una colección de imágenes borrosas
le hablan para que siga ahí
y no apague sus ojos
ni seque los charcos de agua
donde todavía se le puede ver
sin canciones
en una banca del parque.
LAS HORAS ETERNAS EN LA BANCA DEL PARQUE
Una iluminación
y varias canciones se pierden en su memoria
de habitaciones inconclusas con charcos de agua
en donde se refleja su propia imagen:
busca en la esquina de la plaza un kiosco
y allí compra el periódico del día.
Se sienta en una banca del parque
mientras lee y espera
la llegada de una sombra de abril
que nunca se confunde con la gente que viene y va
porque nunca jamás supo llegar.
Y termina de leer de palmo a palmo su periódico
termina el crucigrama
y no terminan las horas eternas en la banca del parque
y llega nadie
sólo una colección de imágenes borrosas
le hablan para que siga ahí
y no apague sus ojos
ni seque los charcos de agua
donde todavía se le puede ver
sin canciones
en una banca del parque