Por Fidel Mendoza
Este búho melindroso y verde en las canas, en su ramada se ocupa de parlar de un hombre que tiene mucha levadura artística y humana. El estuvo haciendo mimo un día que me propuse enterrar la luna en la presentación de un libro que parí en el alma y lo bauticé “Herejías”, creo todos esos libros fueron a parar al mercado, según vi empaquetar pescado en su hojas. No desviaré mi discurso en cursilería ni fullerías, estoy hablando con mi lengua de trapo de un amigo. Él siempre está en las actividades culturales que suelen organizarse, creo que lo hace por satisfacer el ego del arte. No es tan manso como se puede pensar, es más bien contestatario en sus actos, suele decir en voz alta cuando se debe. Juliaca debe conocerle más, cuando muchas veces le vio caminando en sus zancos por las calles, casi rozando con la cabeza los enmarañados cables eléctricos. Juro por mis canas verdes, que el arte irriga su alma y cuerpo, las veces que nos topamos en la calle siempre hablamos de literatura, cultura y otros menesteres que pudieran parecer pilladas de un asiduo faldero. Estoy hablado de Víctor Celso Apaza Calderon, nacido en la comarca aymara de Conima, pero radicado muchos años en Juliaca.
No es necesario que carguemos primero despojos de la carne magra de un hombre en medio de maderos para reconocer sus virtudes y calidad de espíritu. La cultura necrofílica no debe tener espacio en el espíritu, lo que significa hipocresía a flor de loto. Este búho de marras, pretende destacar el valor del mimo, del zanco, de la magia, del arte que se detiene en las esquinas para congregar niños y adultos, que espectan boquiabiertos los vericuetos de Víctor Apaza, experto en las locuras que significan arte.
Víctor Apaza, no es poeta, no es narrador, ni músico, es sencillamente artista de las emociones intensas, propio de los que pensamos que la humanidad aun puede humanizarse. Hacer mimo significa sintonizar con el público, porque no siempre las palabras explican lo que se quiere decir, muchas veces los gestos manifiestan más que mil palabras. Caminar sobre troncos, debe personificar a los gigantes con quien el hidalgo Quijote, fue a combatir. Su calidad humana es más grande de lo que podemos imaginar, en reiteradas oportunidades lo sorprendí asistiendo a los presos en el penal de la Capilla, o asistiendo alentar enfermos desahuciados en el hospital Carlos Monge Medrano. Si los sanos de juicio sólo sentimos lástima por nuestros prójimos, Victor Apaza, vive con ellos y su voz es eternamente alentadora.
Este búho suministra elogios a su amigo Victor Apaza, para que siga deshilachando el arte y la humanidad.