Por Fidel Mendoza
aymara vino rodando por la historia
se deslizó suavemente por el hilo que pendía de una rueca
detenido desde una astral planeta de chijchipas
aymara vino por encargo directo del alaj pacha
para fundar la palabra, reordenar los días,
vestir de bayeta al mundo, para amasar un imperio que vive
detrás de las estrella, para introducirse en la cañita de
una zampoña y desde allí conquistar el planeta predicando
la filosofía del viento,
y para esculpir el rostro del sol
aymara, plantó sus incansables bíceps de bronce
en los muslos rojos del altiplano
allí descansan en el interior de un lejano grito
miles de voces que domaron tempestades, quebraron lanzas,
y arrebataron colores vivos al fuego
aymara, creo una comarca de sueños al que nombró
como su primogénito Huancané,
le puso de cimiento una placenta cósmica
erigió piedra sobre piedra hasta quedar grabado su nombre
en el anciano dorso de américa
aymara, experto constructor de viejas galaxias
moldeó pukaras que hicieron temblar al mundo en su reducto
de sal
proclamó sabiduría desde la copa de los qollis
los huesos del continente se agitan en violentos crujidos
y se postran reverentes ante su voz
aymara danza de puntillas en los carnavales
con pinquillos labrados de bambú
los celajes contemplan su contorneo rítmico de felino
andino escondido en las escamas del tiempo
aymara fiel a su zampoña pernocta en la vientre del pocopaca
en las frías noches de mayo y los chirihuanos en tropel
incontenible invaden los ventrículos de la comarca
aromático incienso se eleva al creador de aymara
y detrás de la noche voces de cíclope pronuncian literatura
aymara
genio creador de himnos y domador de tempestades.
* Poema del libro "El silencio del alba"