martes, 7 de agosto de 2007

ACTO DE FE

Este búho amante de las cosas triviales y juergas, se fue sin ninguna invitación a una fiesta romana, donde el que se aburre agarra sus prendas se viste y se marcha. Agradezco al Dr. Oscar Mendoza, por haberme recordado de mi labor literaria en medio de la resaca.

Fidel Mendoza

VICTOR APAZA, EL MIMO DEL SILENCIO

Por Fidel Mendoza

Este búho melindroso y verde en las canas, en su ramada se ocupa de parlar de un hombre que tiene mucha levadura artística y humana. El estuvo haciendo mimo un día que me propuse enterrar la luna en la presentación de un libro que parí en el alma y lo bauticé “Herejías”, creo todos esos libros fueron a parar al mercado, según vi empaquetar pescado en su hojas. No desviaré mi discurso en cursilería ni fullerías, estoy hablando con mi lengua de trapo de un amigo. Él siempre está en las actividades culturales que suelen organizarse, creo que lo hace por satisfacer el ego del arte. No es tan manso como se puede pensar, es más bien contestatario en sus actos, suele decir en voz alta cuando se debe. Juliaca debe conocerle más, cuando muchas veces le vio caminando en sus zancos por las calles, casi rozando con la cabeza los enmarañados cables eléctricos. Juro por mis canas verdes, que el arte irriga su alma y cuerpo, las veces que nos topamos en la calle siempre hablamos de literatura, cultura y otros menesteres que pudieran parecer pilladas de un asiduo faldero. Estoy hablado de Víctor Celso Apaza Calderon, nacido en la comarca aymara de Conima, pero radicado muchos años en Juliaca.
No es necesario que carguemos primero despojos de la carne magra de un hombre en medio de maderos para reconocer sus virtudes y calidad de espíritu. La cultura necrofílica no debe tener espacio en el espíritu, lo que significa hipocresía a flor de loto. Este búho de marras, pretende destacar el valor del mimo, del zanco, de la magia, del arte que se detiene en las esquinas para congregar niños y adultos, que espectan boquiabiertos los vericuetos de Víctor Apaza, experto en las locuras que significan arte.
Víctor Apaza, no es poeta, no es narrador, ni músico, es sencillamente artista de las emociones intensas, propio de los que pensamos que la humanidad aun puede humanizarse. Hacer mimo significa sintonizar con el público, porque no siempre las palabras explican lo que se quiere decir, muchas veces los gestos manifiestan más que mil palabras. Caminar sobre troncos, debe personificar a los gigantes con quien el hidalgo Quijote, fue a combatir. Su calidad humana es más grande de lo que podemos imaginar, en reiteradas oportunidades lo sorprendí asistiendo a los presos en el penal de la Capilla, o asistiendo alentar enfermos desahuciados en el hospital Carlos Monge Medrano. Si los sanos de juicio sólo sentimos lástima por nuestros prójimos, Victor Apaza, vive con ellos y su voz es eternamente alentadora.
Este búho suministra elogios a su amigo Victor Apaza, para que siga deshilachando el arte y la humanidad.




aymara*

Por Fidel Mendoza

aymara vino rodando por la historia
se deslizó suavemente por el hilo que pendía de una rueca
detenido desde una astral planeta de chijchipas
aymara vino por encargo directo del alaj pacha
para fundar la palabra, reordenar los días,
vestir de bayeta al mundo, para amasar un imperio que vive
detrás de las estrella, para introducirse en la cañita de
una zampoña y desde allí conquistar el planeta predicando
la filosofía del viento,
y para esculpir el rostro del sol

aymara, plantó sus incansables bíceps de bronce
en los muslos rojos del altiplano
allí descansan en el interior de un lejano grito
miles de voces que domaron tempestades, quebraron lanzas,
y arrebataron colores vivos al fuego

aymara, creo una comarca de sueños al que nombró
como su primogénito Huancané,
le puso de cimiento una placenta cósmica
erigió piedra sobre piedra hasta quedar grabado su nombre
en el anciano dorso de américa

aymara, experto constructor de viejas galaxias
moldeó pukaras que hicieron temblar al mundo en su reducto
de sal
proclamó sabiduría desde la copa de los qollis
los huesos del continente se agitan en violentos crujidos
y se postran reverentes ante su voz

aymara danza de puntillas en los carnavales
con pinquillos labrados de bambú
los celajes contemplan su contorneo rítmico de felino
andino escondido en las escamas del tiempo

aymara fiel a su zampoña pernocta en la vientre del pocopaca
en las frías noches de mayo y los chirihuanos en tropel
incontenible invaden los ventrículos de la comarca
aromático incienso se eleva al creador de aymara

y detrás de la noche voces de cíclope pronuncian literatura
aymara
genio creador de himnos y domador de tempestades.


* Poema del libro "El silencio del alba"

¿Pero qué viento sacudió a Walter Bedregal Paz hasta llegar al corazón de Vicente Benavente?


(A manera de testimonio y ensayo)

Por Gloria Mendoza Borda


Es curioso comentar un libro cuando a veces pensamos que los jóvenes intelectuales sienten un menosprecio por el pasado –en este caso- de la literatura, cuando a veces sienten un aparente parricidio en la literatura, porque viven y vivimos otra época, entonces a menudo somos ignorados los escritores de generaciones anteriores. Entonces ¿fuimos malos padres? Por un momento eso me pareció percibir en algunos comentarios de Walter Bedregal aparecidos en diarios y revistas de Puno, exactamente me refiero a la Promoción Intelectual Carlos Oquendo de Amat, reconozco que siempre hay deslindes, pero es mejor manejar un criterio al margen de las simpatías o antipatías. Pienso que el Grupo Oquendo de Amat está en pleno proceso de estudio de parte de muchos investigadores, y con mayor razón el año 2005 dedicado a Oquendo, continuamente nos llegan interrogantes sobre nuestra conformación y la continuidad del trabajo de los que militamos en el grupo. Recuerdo que Borges decía que se debiera hacer un estudio de la literatura sin tener en cuenta los nombres para que sea una real Historia de la Literatura de un pueblo, de un país. Es más, otro joven escritor bastante preocupado por su formación literaria hizo en Juliaca un trabajo sobre la literatura juliaqueña o regional, donde no aparece ni un nombre de mujer para la literatura regional o nacional, podría recordar nombres además de Mercedes Bueno Morales para Puno, a la juliaqueña Gaby Arce por su significativa obra dentro de la literatura infantil peruana, por la promoción cultural que hace, y cómo en los últimos años va fortificando su voz con la experiencia vivida en otros países. Y lo más impactante en ella es su alegría por la vida, su eterna juventud.

Encuentro también una curiosa coincidencia que en este nuevo libro El mensaje de Vicente Benavente en el corazón del viento, el amigo nuestro Walter Bedregal Paz nos reúna a Fidel Mendoza, mi hermano, en el prólogo; a Juan Alberto Osorio en la contratapa y a mí en el interior. Debo agradecerle también por este gesto donde aflora la familia, y nuevamente Borges guiñándonos los ojos, no es por las personas es la obra la que marca la historia, y en esta nueva jornada familiar entra el esposo de mi hija Nadja, Jorge Monteza escribiendo ensayo y narrativa, y las hijas Nadja y Sethguin que están en nuestros mismos encuentros con la palabra motivándonos para sacar una revista familiar, por darnos un gusto años atrás; la ilustradora sería Nasha la querida nieta de apenas tres años, y Gabriel el nieto de tres meses pondría sus huellas digitales. Este es otro sueño, los hijos nos han convocado a varias reuniones y los padres nos hemos hecho los desentendidos. ¿Vale la pena soñar? Que lo hagan ellos, que disfruten de la palabra. En cuanto a nosotros no creo que se cumpla el deseo, porque ya en Ayacucho los años 70 tuvimos muchas reuniones con el poeta y sociólogo Carlos Iván Degregori, el fabuloso humorista Juan Acevedo, el pintor Felipe López, los escritores Sarita Bueno, Víctor Bueno, Luis Nieto Degregori, Marcos Zapata, Leoncio Bueno, a veces Jesús Cabel y otros. Y no salió nada, solamente tertulias literarias y muchas buenas risas que hoy se han perdido en las alturas del Acuchimay en el hogar de Juan Alberto, apenas nos quedamos en títulos que se han registrado en la memoria en una época donde la violencia todavía no afloraba.

En el libro que nos convoca esta noche hay un sutil reclamo de Fredy Vilca Monteagudo ¿Por qué en las antologías de poesía puneña realizadas en las últimas décadas no está la poesía de Vicente Benavente? Vilca Monteagudo tiene sus razones que también son nuestras. Claro que no hay ninguna antología completa en todas las literaturas y en todos los países. Cada antologador tiene sus criterios y eso también se respeta. Este libro El mensaje de Vicente Benavente en el corazón del viento es una respuesta ejemplar para ponernos en los ojos la obra, el nombre y la hermosa fotografía que exhibe de don Vicente. Al parecer son muy pocos los autores estudiados en forma personal, además de Churata. Vilca Monteagudo dice Don Vicente Benavente no puede ser etiquetado como un poeta telúrico. No hay poesía telúrica, atelúrica, social, pura, cóncava, convexa, indigenista, neo indigenista, racista, neo racista. Acepto esta reflexión ubicando su criterio en este nuevo siglo. Pero quién puede negar a la historia sobre una pintura impresionista, expresionista, surrealista, minimalista, de una poesía surrealista, realista, simbolista, etc. No son etiquetas, fueron movimientos, tendencias y escuelas en el arte y la literatura donde en el siglo XX surgieron grandes maestros como Picasso, Neruda, Paz, Kandisnky, Mistral, Eco, Kahlo, Arguedas, Vallejo, Rulfo, Oquendo, etc. Y Benavente sí pertenece a ese otro tiempo en atención a lo mejor de su obra editada. Y la poesía telúrica es interesante como lo es la poesía lárica en Chile o Argentina. Benavente es un poeta importante para Puno.

A veces quieren correr –dicen- de lo telúrico, y escriben en cánones que nada tienen que ver con Juliaca, en la poesía joven al parecer hay un acercamiento a una poesía europea o norteamericana. Bien, todo ensayo es bueno. Por los años que tengo, y por las salidas al extranjero, por haber sido publicada en varios países, reafirmo mi identidad como peruana, puneña partiendo de una tradición dejada por el grupo Orkopata hasta llegar a una literatura andina amplia, moderna o posmoderna, y sobre todo respetando los nuevos lenguajes en la literatura, de modo que manifiesto mi respeto por el trabajo de Walter Bedregal Paz. Si de algo tengo que arrepentirme en mi ejercicio poético en los años juveniles es haber quemado un libro de Neruda con mis compañeros oquendianos. A las obras se las juzga en su crecimiento, en su organicidad y por su autencidad, en sus inventos y reinventos, por el lenguaje personal. Si la pintura es mala, muere. Si la poesía es mala, muere. Así de fácil. Todas las obras tienen su espacio y un tiempo, y ese tiempo es el que dirá sobre su perdurabilidad o no. Nos toca vivir tranquilos, no inoportunarnos nosotros mismos, importa la palabra escrita en nuestros textos. En estos tiempos se discute sobre una literatura criolla y andina. Qué bien que la polémica haya sido motivada especialmente por escritores del sur. Que se molesten los criollos, que se saquen ronchas, que re ericen sus cabellos. Pues nosotros también aceptamos una buena literatura citadina. Y del mismo modo seguidos el resplandor del agua y un cielo candoroso en los dedos. En todos los pueblos, centro o periferia, hay buena no buena literatura. ¿Pero qué es buena literatura? Ustedes lo sabrán de acuerdo a las lecturas.

Walter Bedregal y su aporte a la literatura Juliaqueña:
Hace como quince años conozco la obra de Walter Bedregal, él y otros jóvenes nos empezaron a llevar a Juliaca casi seguidamente, era una especie de reconstruir la historia cultural de Juliaca y allí están muy presentes y atentos René Calsín y Hugo Apaza, al finalizar el siglo XX surge en Juliaca una especie de florecimiento de la literatura luego del trabajo de Vicente Benavente y José Parada Manrique. ¿Quién es el autor de este nuevo libro sobre Benavente? Un tacneño radicado en Juliaca. La ciudad de los vientos lo recordará siempre. Su mayor mérito es acercarse a la obra de Benavente, hacerla conocer, valorarla, seguir el camino de muchos escritores que investigaron sobre la obra del poeta calcetero; retiro mis palabras iniciales y saludo a Walter Bedregal por entregarnos este libro en una cuidadosa segunda edición. Leí su cuentística, sus ensayos, sé de su actividad como promotor cultural. Todavía lo recuerdo conduciéndome al Viejo Ferrocarril vía Taxi Cholo para retornar a la Ciudad Blanca, fueron momentos de reencuentro con la madre tierra. También recuerdo que al empezar los 90 del siglo que se fue en una balsa, me llevaron al pie de Tata Dios Huaynaroque, en el último eclipse de fin de siglo, cinco de la mañana, allí espectamos la hora del enamoramiento entre la luna y el sol, se saludó a la mamapacha y la Municipalidad me impuso la Medalla de Oro a la Cultura. Solamente los juliaqueños podrían hacer esos actos tan extraños y hermosamente persistentes ahora en la memoria de los vientos, del ferrocarril, el chupeqhato, o comiendo un hervido de carachi y trucha en el mercado Túpac Amaru.

Walter Bedregal inicialmente estudió ingeniería, pero optó por la literatura metido entre llantas, reparando carros en un amplísimo espacio de su casa paterna, me recordaba a don Leoncio Bueno en la misma tarea. Walter fundador del Grupo Hijos de la lluvia. Don Leoncio Bueno fundador del Grupo Primero de Mayo. Walter Bedregal convocó a un concurso regional de cuento Rogelio Ecler en 1994 publicando seguidamente el libro Nacionalidad oculta y los cuentos ganadores (Juliaca, 1995), este libro tiene el prólogo de Cronwel Jara Jiménez. Bedregal colaboró con el diario Los Andes con su columna Páginas Escogidas. Publicó los diarios Encuentros y perspectivas, Impacto; dirigió El Clarín y Nueva época; dirigió también una revista literaria Camionero (sólo para hombres del mundo) artefacto literario donde me metió también como pasajera. Begregal organizó una serie de eventos en la literatura, es un luchador incansable por devolverle a Juliaca una tradición y una historia literaria.

Don Vicente Benavente en la tierra de Chiñi Pilcos y Machu Aychas:
Desde mis años de adolescencia conozco la obra de Vicente Benavente y José Parada Manrique. Benavente sin lugar a duda es el patriarca de las letras juliaqueñas. Es imposible no nombrarlo. Al finalizar los años 60 él nos reunía. Tenía un respeto por la literatura puneña, no le importaba si éramos muy jóvenes. El maestro Encinas había capacitado a los profesores juliaqueños con el apoyo del médico Núñez Butrón. En Puno y Juliaca había una fiebre por el indigenismo en todas sus dimensiones. Sí, podemos hablar de una poesía telúrica o lárica donde la tierra atrapa aún con hielo de invierno. El poeta calcetero estuvo atento al pensamiento del maestro y del médico Núñez Butrón. El rijcharismo siempre estará presente. En ese rijacharismo participaron el padre de Gaby Arce, así como mi madre mi primera profesora en Escuela Rural.

Coincido con Percy Zaga cuando dice que uno de los poemas más hermosos de Benavente es Julia Tanto amor para nada/ (…) para deshacerme en el gozo del silencio/ para molerme consternado de asombro; su primer libro, el tono elegíaco y romántico de estos poemas, me recuerda a Gabriela Mistral publicando también su primer libro Sonetos de la muerte dedicados a la temprana desaparición de su Rogelio Ureta. Luego vendrán los otros libros de Benavente como Cantos encendidos, Cinco poemas para mañana libros donde se ve la influencia de Luis Nieto y no tanto de Pérez Ocampo. Bedregal con mucho respeto dice refiriéndose a las memorables jornadas de 1965: Vicente Benavente, fue testigo privilegiado de una época de cambios políticos, fue un actor principal de jornadas de lucha, de una revolución que estremeció a su pueblo, a sus hermanos, y su verso poético hoy como mensaje entendido debe convertirse en verso político aseverando esta actitud nos legó un Canto a las horas de noviembre:

Se estrellan contra el pueblo/ enfurecidos y ciegos,/ conocidos lobos disfrazados.
Pero qué extraños lobos tomaron el pueblo, qué razones indujo arremeter a un pueblo que lucha por su supervivencia económica y cultural.

Se abre el amor a borbotones/ como la rosa armada de pétalos/ en las horas de noviembre insurrecto.
En medio de la lucha, el amor por los suyos está abierto como un girasol, hay rebeldía pero no se pierde el afecto de los que claman en nombre de las calcetas, el ferrocarril, las naranjas.

La masa de todos los barrios,/ presentes como un solo hombre,/ piden que se vayan los enemigos,/ que se regresen las balas,/ que se callen las metralletas,/ que se den las órdenes de fuego,/ que se alejen los que no tienen problemas.
Fue una arenga como en los tiempos de incendio de Luis Nieto Miranda luego de la revolución arequipeña los años cincuenta. El poeta invoca para que todos se unan sin temor, de lo contrario que se vayan los cobardes.

Unidos codo a codo/ por el sueño del agua
La poeta chilena Yasuco Notoy Nayto proclama El agua es el espejo de la conciencia. En nombre de la transparencia el pueblo debe unirse, verdad don Vicente? Ahora Juliaca es capital de la Identidad Andina.

Hay que abrazar el agua/ ¡Hermano del viento¡
El viento hermana a Juliaca. El agua es una especie de símbolo en la poesía de todos los poetas, no creo que exista un poeta que no le cantó al agua, que no se soñó en esa transparencia. Como decía Gaston Bachelard La imagen poética no está sometida a un impulso. No es el eco de un pasado. Y bien la poesía de Benavente es el eco de todos los tiempos presentes. Nunca leemos a Baudelaire, Pizarnik, Churata, Agustini, Ayala, Valcárcel, Espezúa, como el eco de un pasado. Los leemos en un presente y para un presente. Resalto dos poemas Página del agua: Como las aves mensajeras de la jornada/ el agua anida en tu pecho sin dejarme olvidar (…) si tú deslumbrada llenas la copa del agua, y El sueño del agua: Bella la transparencia hasta la orilla/ encierra en el corazón la húmeda eternidad, (…) Agua de la geografía del hombre,/ hasta la última plenitud del candelabro, arde espléndida en el cristal de tu seno/ así como deja la espuma rozándonos la piel/ -el lenguaje de tus líquidas perfecciones-/ que todavía no alcanzamos a señalar/ con el índice de las verdades del río.

Por el movimiento cultural a lo largo de más de cincuenta años en Juliaca, debemos agradecer la figura patriarcal de don Vicente Benavente, convocándonos a múltiples eventos, y agradecer ahora a Walter Bedregal por haber reeditado en forma más completa este hermoso libro que nos habla de una poesía contundente, inolvidable, eterna como tus ojos Río Maravillas de mi infancia.


LOS SUEÑOS DE LEON ISAAC QUISPE HUARANCA

ESCRIBIENDO EN LOS PRECIPICIOS: “POEMAS DE ALTURA”

Por Fidel Mendoza

León Isaac Quispe Huaranca (Juliaca-1964) escribe con el seudónimo “León Abril”. Es sociólogo y atento investigador de temas de la infancia. Ha desarrollado consultoría en el trabajo permanente con los niños. Precisamente lo conocimos trabajando con los niños trabajadores de la calle en Juliaca y en Puno, jugando con ellos a la ronda.
León Isaac, ha publicado “Poemas de altura” uno de los libros sugerentes para acercarse a la poesía cotidiana y humana. Lleva el sello del “Grupo Editorial Los hijos de la Lluvia” y con el prólogo del conocido narrador y promotor cultural Walter Bedregal Paz. Las ilustraciones de la portada estuvieron a cargo de los pinceles del experimentado artista plástico Jesús Calla Paricahua.
“Poemas de altura” es la expresión más diáfana del alma. Aquella que voz que mucho tiempo debió hablar por quienes no lo pueden hacer, sobre todo por los niños. Walter Bedregal, refiere en el prólogo: “León Isaac Quispe Huaranca, detalla aquello que fue callado buen tiempo, pensando en no hacer un monumento con sus versos, sino la expresión de la voluntad de cambio, la de nuestra sociedad a partir de su gesta, con su pluma que incrusta en acciones heroicas; con arrojo, desventura, silencio y espera; pero que simboliza su querer y su pensar aunque va remozando el idioma, el cual es una tarea bélica para poetas y narradores, al paso e los años en un nuevo milenio”.
El ejercicio poético requiere de una simbiosis de ideas nuevas, orientadas a instaurar cada vez con más exigencia la vigencia de la palabra. Solo la poesía puede manifestarse como una propuesta puramente humana, Jean Paul Sastre, había expuesto las ideas más humanas en la literatura. Ese pensamiento debe implicar y expresar la esencia del alma, lo profundamente sensible. Mientras haya poetas, existirá la esperanza de seguir viviendo, amando y soñando. La poesía siempre se propuso romper los cánones en todos los tiempos, que más o menos significaron y encarnan una camisa de fuerza, o personifica al sibilino quirófano donde siempre la palabra sale muerta, no porque esté tan enferma, sino porque los círculos literarios están cerrados y reservados para pocos.
Poemas de altura tiene una influencia cuasi determinante de la poesía de los 90 de Puno. Aquella época significó para León Abril, el inicio de una actividad literaria sumamente productiva, junto a varios poetas, cuyos nombres el día de hoy representan a Puno, y son materia de permanentes comentarios en el país. En la obra, el concepto de libertad se alza como una bandera ondeante, el poeta se propone preservarlo en el combate cotidiano que el hombre libra en duras jornadas, para defender sus derechos, su existencia, aun los colores del arco iris. Se necesita inclusive libertad, para deshacerse del propio idioma, para buscar nuevas formas de expresión, libertad para preconizar un mundo donde el hombre pueda vivir construyendo un futuro lleno de luz. León Abril muestra una preocupación permanente por la instauración del amor como una filosofía de vida, el ánimo de seguir jugando a la ronda con los niños que ya nacieron y con los que recién vienen. Trasunta lo voluptuoso y sutil del versado artista en la acuarela palábrica, y se encuentra fantásticamente con la erogenia, que reviven monstruos interiores del poeta.
León Abril, con la confianza de quien sabe escribir por instinto y oficio, recurre a juegos verbales como recursos válidos en la literatura. Es posible encontrar poemas que adquieren la figura de un icono, que requiere una apreciación visual, invitando a navegar e interpretar bajo distintas formas. Poemas de altura, enriquece la literatura puneña contemporánea.
Disfrutemos de sus poemas, como si estuviéramos saboreando un racimo de uvas frescas.


ME TIEMBLA EL ALMA

Arriba cantan los pájaros y abajo cantan las aguas
(Arriba y abajo, se me abre el alma)

Entre dos melodías tengo la columna de plata.
Hoja, pájaro, estrella; flor, raíz, tierra y agua.
Entre dos dos conmociones tengo la columna de plata.
(Y tú, tronco ideal, entre mi ser y mi alma.)

Meciendo a la estrela el ritmo, la onda a la flor baja.
(Abajo y arriba, me tiembla el alma.)


EL CIELO AZUL

Cuando saldo a correr por los caminos idos
¡Que miedo me causa el azul del cielo!
¡Todavía oscuro!
¡Se pone negro de día, en pleno agosto!
¡Qué miedo me causa el azul del cielo!
Me canso de correr y saltar
¡Qué espanto en la siesta azul!
¡Todavía oscuro... casi negro!
¡Negro en las rosas y el río!
¡Que miedo me causa el azul del cielo!
¡Negro, de día, en mi tierra
- ¡Oscuro... negro!
y sobre las paredes blancas de mi cuarto!
¡Qué miedo me causa el azul del cielo!


CONTINUO
Haciendo el amor

Cuando nos encontramos al atardecer
tienes mi cuerpo de tierra húmeda
mis huesos triturados
ahumada mi carne...
Cuando nos abrazamos al anochecer
tienes mi piel como un escuálido clavel
pero mi corazón de una diminuta porción
se agranda hasta explorar
Cuando nos besamos a media noche
nos sentimos cobijados en nuestros brazos
que en brutal contacto carnal
se agitan nuestros volcánicos pulmones
lanzan suspiros volando por los aires
Cuando vemos el amanecer, solos los dos
al fin llegamos y dejamos atrás las pasiones
y con nuestros ojos pétreos
vemos llegar nuestras almas
ora observando el dilema; olvidando el pasado,
que fue resuelto...

....HACIENDO EL AMOR.


LA FUERZA DE LOS NIÑOS

Caminando por calles, plazas, por mercados,
en jirones y laderas riesgosas.
Parece que mi vida se aleja de mi corpus
Y vuelve como una nueva fuerza, que la otra parece una
ilusión y una pasión de compromiso
A esas horas se pasa hasta el hambre
Porque te encuentro en el sol, en la lluvia,
En el suelo, en el campo y en la minas.
Siempre te busqué y siempre te encontré.
Niño con fuerza de hombre mayor
Que te sumerges en datos y en quehaceres
Niña con fuerza de mujer madura
Que evades tu realidad inconsciente
Quiero venir siempre contigo para ahuyentar
Todos los quehaceres tempranos
Vividos por tu débil estructura orgánica
Allende caminas bien pero llegas agotados
Con ganas de muchas sed, mucha hambre.
Quiere ganarle los años a los tiempos
Quieres multiplicar tu tiempo, para el trabajo y el estudio.
Y luego eliges solo una opción.
Todos los días te parecen fin de semana
quiero salir a correr contigo
pero en libertad y en diversión.
tan pequeños son tus manitas
Que se endurecen por la harta chamba
Soportas pesos, golpes, gritos, avatares.
¡No permitiremos que esto pase, lucharemos contra
corriente ya ganaremos a tu favor!
Hasta verte reír, también jugarDesde luego triunfar con merienda y paza

DARWIN BEDOYA BAUTISTA, POEMAS DE SU LIBRO "QUIELA"

la quimera sube por estas escaleras



what is that sound high in the air?

t. s. eliot


sólo puede ser una presencia apocalíptica
la que guarda en su túnica
las palabras de la casa

anoche estuvo impaciente
ayudando al frío
y en plena vigilia salmodiaba su ritual

pero nadie se detuvo
a descansar en ella

es extraña su manera de aguardar

ahora está en cuclillas
sobre el piano olvidado
como esperando un turno
donde es la única de la fila

es la noche y sube
cautelosa al dormitorio
confundiéndose con la sombra de los lienzos
y haciendo de las palabras su ritual
o será que todo esto es pura imaginación
y nadie baja sonriente las gradas




a veces siempre


es en algún momento de la noche
y sobre las rodillas del deseo
donde gime una mujer
hambrienta de sexo

guarda entre sus labios
una palabra
húmeda de tanto aprender
los secretos de su afán

pero no sabe
que bajo su almohada
por un charco gris bulle un diluvio
y el polvo abandona su amorfo disfraz

cuando la hoguera desciende
por los recodos de su piel
muy lentamente
una sombra gotea
nada más.





deseo cumplido


esta tarde la duda ha perdido
el orden de las palabras
entre las páginas del libro
que un día dejó cerrado

ya no reconoce
con la facilidad del tacto
aquel rostro que en las noches horadaba
para guardar a toda prisa los temores

ahora cuida con locura
la prolongación de sus manos
en el fuego
que ella misma ha inventado
engañando por primera vez a la luz del día

todavía conserva el deseo
que delata su colección de sueños
en el fondo de sus oraciones

y en las afueras de su mirada
a medida que va llegando el final del día
los temores logran cruzar
la frontera de sus labios
y un viento leve comienza
ha desplegar el libro






palabra

a mamá panena


los ausentes
no se han ido completitos
permanecen como un aire indefinido

y no hay duda que todavía están aquí
tomando a cucharadas el tiempo
y caminando de puntillas
por las formas del recuerdo






1: 53 a.m.

“lascia che io pianga”

haendel


es peligroso desempolvar viejos álbumes de fotos
encontrar el nacimiento de nuevas soledades
encontrar entre el polvo y el tiempo antiguas palabras
intactas como un tesoro aguardando por alguien
y de nuevo otra vez la misma certidumbre:
conseguir todo sin buscar nada
todo
y la dulzura de los más profundos abismos

mirar una y mil veces un vacío rincón
saber de estas soledades hasta los huesos
y no entender la simplicidad de la nada

se extravían los nombres de hoy
y no quedan pañuelos en los bolsillos
el tiempo no es el mismo en la tarde y en la madrugada
desaparecen las calles las esperas los dioses
y se conmueven las paredes de la habitación
como una anciana con sus gatos moribundos


entonces se abre el estanque de lo escondido
las arenas se dispersan como estrellas fugaces
y las miradas trazan en la distancia otros caminos
otros mapas se guardan doblados en la mochila
y las horas lejanas ya no se detienen
lentamente
en la ventana abierta y sin cortinas

entonces empieza el destiempo
el aprendizaje de los olvidos
o los brazos abiertos detrás de los nombres

entonces ya no hace falta nada
no la esperanza
no las búsquedas
no los tesoros
sólo el silencio de las imágenes
y el polvo copiándose en otra ventana
lejos
donde los pájaros inventan sus propios árboles



retrato


“a pesar del tiempo hundido en mis manos
sigo siendo el mismo de antes”

christopher reeve


el hombre
ha encontrado entre unos papeles olvidados
aquella fotografía por el tiempo roída
y la empieza a ver como si estuviera lejos
muy lejos
tan lejana que se le ve corriendo hacia ella
hasta que al fin la encuentra en sus manos
y conversan: ”un niño parecido a mí
me observa desde esta fotografía en blanco y negro
me sonríe tiernamente
y me lleva de la mano por caminos marcados
donde todavía puedo ver mis rastros desiguales

“el pequeño finge no mirarme
tal vez por eso no me habla
su lenguaje incomprensible sólo sabe decir
el nombre azul de mamá
y se puede notar que ella nada más le oye a él
porque la llama desde aquí distante
y ahí está ella
derramando los días delante del tiempo
igual que toda la vida
o como cuando me contagiaba su alegría
y nos íbamos por el parque de los caballos enormes
para comprarme un helado si yo lloraba

“con los ojos del chiquillo puedo ver a mamá:
camina con su hijo por alguna vereda de la ciudad
y le dice cosas bonitas cuando le arregla el cabello
para tomarle una fotografía entre las flores del parque

y si lo vuelve a ver llorando
sabe muy bien cómo llegarle al consuelo
como ahora que mojo este retrato
imaginando a mamá sentada a la puerta de la casa
acurrucada por enfrío de la tarde
esperando que lleguen temprano sus hijos


“ahora el pequeñuelo se abraza de mamá
lo puedo ver en sus ojos míos
encuentra en ella un calor pleno de vida
para dormir en su regazo después de esa larga mirada

y cuando despierte será el mismo calor
entonces su cabello alcanzará los nevados
y seguro que mañana después del almuerzo
la llevaré dulcemente de la mano
mientras caminamos por una vereda interminable
en la que no hay parques ni helados ni caballos
solamente la eterna presencia de mamá”


un temblor de manos hace que guarde el retrato mojado
y el hombre llora
como un niño al que le han quitado una fotografía.