Luis Pacho Poma, destacado poeta puneño |
Escribe : Fidel Mendoza
Paredes
La poesía, de
Luis Pacho, viene marcando un derrotero
importante, haciendo relevante y significativo el trabajo poético de los
últimos tiempos. Su propuesta trae consigo la vena cargada de sueños de la
poesía joven. Joven no por la iniciación
y calidad poética, sino por la edad y la
identificación con la generación poética conformada por todo un selecto grupo de hombres y nombres que se
reúnen alrededor de la Revista literaria el
PEZ DE ORO.
Las generaciones
literarias, se mostraron, como nos enseña nuestra historia literaria con
actitudes divergentes y beligerantes con sus antecesores, buscando espacio y opinión para adquirir notoriedad. No es el caso de
Luis Pacho, es un poeta muy asequible, cortés hasta el extremo de gentilhombre,
y permanente promotor cultural hasta la médula espinal. La lectura y cultura
literaria le dieron una formación poco soledaria y mas solidaria. Identidad que
puede ser garantizada por su formación docente.
Supera
tendencias que presentan paradigmas con direccionalidad de obnubilar la
literatura de los versos. La postura de ser distintos y diferentes, constituyen
la riqueza poética dispuesto a exponer su obra en los escenarios mas exigentes.
La poesía contemporánea
de Puno, hoy mas que nunca viene mostrando la mejor poesía, en toda la historia
literaria de Puno. Obviamente Oquendo y las generaciones literarias, trajeron
nombre y abrieron espacios importantes, que han marcado un derrotero para la poesía altiplánica.
“GEOGRAFÍA DE LA
DISTANCIA”, es un libro editado cumpliendo todas las exigencias imperantes en
el arte editorial. Publicado con el especial gusto característico de “arteidea
editores”. La calidad puso su sello
editorial, en el libro. Desde el momento de su publicación fue objeto de comentarios más elogiables por el contenido y
el aporte a la cultura y literatura puneña. Hecho que confirma la exposición de
apreciaciónes y puntos de vista aparecidos en revista especializados en
literatura, de circulación nacional.
El conjunto de
poemas que discurren en “GEOGRAFÍA DE LA DISTANCIA”, esta integrado por poemas
de una profunda invocación de retorno a la exégesis de la palabra. La
elaboración de imágenes se muestra con la frecuencia de quien domina el arte de
articular ideas sucesivas sobre íconos provenientes de la naturaleza y la
anatomía del pensamiento humano. El cuerpo del libro, es una simbiosis de las
querencias telúricas con los axiomas ultramodernos que proceden de una vocación
de mostrar y mostrarse como un vocero nato de una hornada, que viene conquistando
un espacio importante en los eslabones literarios.
“Ella sonreía
detrás de la humareda/que se abría entre la muchedumbre. Ardía con los mismos
ojos/de una Diableza delicada”. Son versos en el que Luis Pacho, congrega la
ternura y el amor que en poesía se torna en la permanente dicotomía del hombre.
Está presente la devoción de las muchedumbres
que en febrero de todos los años, levantan las manos llenos de fe hacia
la virgen de “La Candelaria”. Mes el que
se deshojan las flores de afrodita,
naciendo amores que mas adelante seguirán cumpliendo el rol de mantener la especie
humana. En el poema “Una diableza en la fiesta”, Pacho, invierte su capacidad
creadora, desplegando las experiencias adquiridas desde la infancia y
residencia en Puno.
Se insertan en
el libro el poema “Impronta”, elaborado en
prosa. Es el poema en el que la estética alcanza la rigurosidad exigida.
La libertad del pensamiento, fluye sin paradigmas y la voz de Luis Pacho, es
existencial en primera persona, emitiendo mensajes dirigidos a un interlocutor exprofesamente
reservado en segunda persona gramatical. “Nadie se ha ido de ti. Entonces la
soledad puede esperar, aunque las acequias escondan las misma libélulas…”.
Síntesis dialógica el que por instinto y oficio suele dominar Luis Pacho.
Disfrutemos el
jugoso racimo de uvas dulces, que nos invita Luis Pacho, en su libro “LA
GEOGRAFIA DE LA DISTANCIA”
Una Diableza en la fiesta
2
Ensillar la última canción
de los danzarines olvidados
era el fin supremo de ese trama cotidiano.
Con ella trepaba las cumbres más altas
hasta oír las malas palabras
que decía la luna,
y ese universo del que huía
como un cazador nómada se cerraba
en el fondo de mis bolsillos huecos.
Ella sonreía detrás de la humareda
que se abría entre la muchedumbre.
Ardía con los mismos ojos
de una
Diableza delicada. Y luego
de la más larga sonrisa
que caía de sus labios ausentes,
rodaba interminable en las calles
desvencijadas,
donde a pesar del incierto frío,
lo único que viven son las palabras.
(Palabra de macho cabrío. De felino en celo)
Algo queda en tus manos.
Lejos de la
ágil belleza del
alba, la
esperanza
era un búho campanario en
el territorio de la distancia.
Puerto solitario
o balsa de dudas. Mañana donde a
un esperan las
luciérnagas
desde que tu silueta creció como la noche.
Ahora mismo intuyo tu voz. Desde entonces cualquier vacío podía
llevar tu
nombre. Luna, ola o viento que
guarda los sueños quietos
de la tarde. Y
podíamos vivir conociéndonos
a través de nuestros
nombres
silenciosos. Como al principio
de las garúas: masticando
soledad y un poco
de polvareda por
los mismos caminos donde
también buscas
mi ausencia.
Nadie se ha ido de ti.
Entonces la soledad
puede esperar, aunque
las acequias
escondan las mismas
libélulas que deambulan
buscando nombres
para tu ausencia. Porque más que el estrépito
con que
llega el crepúsculo,
tu sabías reír
como los trigos
despeinados. Solías
encender el canto
coral de las madrugadas.
Nada era
desconocido desde que
develaste el secreto
de las
quebradas.
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