domingo, 23 de febrero de 2014

DESDE LA MONTAÑA GRITO TU NOMBRE


Gloria Mendoza Borda. Lluvia editores, 2013

GLORIA MENDOZA BORDA Y LA SIMBIOSIS DE LA PALABRA
Gloria Mendoza Borda (1948), es una destacada escritora peruana, está   presente en las antologías más exigentes del país, su poesía ha trascendido al contexto internacional, prueba de ello podemos encontrarla en publicaciones destacadas de universidades y grupos de literatura que editan libros y revistas especializadas en literatura. Y es constantemente invitada a foros y encuentros de literatura que se realizan fuera del Perú.
Gloria Mendoza Borda, es  experta en el arte creador de la poesía, puede burilar la palabra para convertirlo en música, así lo ha demostrado con las obras que nos ha entregado. Su experiencia poética lo ha llevado a ser un ícono en la vertiente del descubrimiento y reinvención de la palabra, de encontrar un punto de encuentro lingüístico,  una simbiosis del mundo andino con en el mundo occidental. Su poesía representa la experiencia vivida del cual hablaba el maestro Jorge Luis Borges, aludiendo que la literatura no era otra cosa que la experiencia misma. Su poesía está en el plano del manejo y dominio idiomático: “DESDE LA MONTAÑA GRITO TU NOMBRE”,  es un libro tangencial  para la literatura peruana, pues marca un nuevo derrotero demostrando que es posible convivir y hacer universal aquello que se considera desarraigado como es la cultura andina. Está claro que no somos una nación, pero  si somos una nación en formación, ya lo había explicado José Carlos Mariátegui.  La temática que aborda en su obra, es una temática vigente que  es abordado profesionalmente, es una temática incorporada de manera extraordinaria como el poema Aynacha, Apu Huaynaroque, y otros, y sobre este aspecto ya había sugerido José Martí “pinta tu aldea y serás universal”, el propio Gabriel García Márquez representó en Macondo a su natal Aracataca.
Martina representa a miles de mujeres campesinas, que conoció Gloria Mendoza, y estos vínculos interpersonales le formaron otra concepción en la percepción del mundo, pues el poeta generalmente intenta escapar de la realidad a través de la poesía, Gloria Mendoza  muy por el contrario se queda en la realidad y hace poesía de la realidad, ahí se encuentra lo más exquisito de su experiencia poética, sumándose a ello el profundo conocimiento cosmogónico y cósmico que domina. Y este nombre Martina está también presente en su otro libro "La Danza de las Balsas" (1998, Lima, Editorial Horizonte), y porque precisamente Martina, y a quien representa esta mujer y este nombre común que no forma parte de ninguna galería pictórica, musical,  poética. Martina fue una mujer aymara que conoció la autora y vivió con ella en el territorio aymara de Huancané, Martina al igual que Gloría, vivió los años de violencia social del cual fue víctima, la muerte de Martina es un misterio apareció muerta en una comunidad campesina de Inchupalla un 11 de noviembre la misma fecha en que nació, murió sin padecer de ninguna enfermedad, el día de su muerte se atavió con sus mejores polleras de bayeta, su p’ullo, su sombrero, pues cumplía 40 años. Apareció muerta pasado el mediodía sobre un pastizal, al momento de su partida solo le acompañaba su leal perro “sunka” y este también murió en el mismo lugar que su ama al cabo de 1 mes. En el mundo aymara la muerte no es una maldición, ni una desgracia mayor, sino es el encuentro esperado ansiosamente con la madre pachamama, un viaje sin retorno donde según creencia aymara de la zona, en este viaje a la eternidad existe un rio grande y caudaloso por cruzar, y este rio solo se puede cruzar con la ayuda de un perro. Hoy en Sillutpata en la tumba de Martina crece un qolli,  de lejos parece que estuviera sentada chacchando su coca y su llijta, dicen que lo plantaron los campesinos de la zona para que Martina siga vigilando la comunidad a través del qolli,  lo regaron por turnos porque  Martina fue una mujer pilar del desarrollo comunal, su padre (Julian Paredes Vargas) y ella, estuvieron en litigio con los terratenientes de la zona  por más de treinta años, defendiendo el derecho a la tierra y a la vida, y en este proceso se hizo madre. Todo este misterio, seguramente alimentó el genio creador de Gloria Mendoza Borda, porque Martina representa a miles de mujeres peruanas y latinoamericanas sin mayor significado ni trascendencia para el mundo occidental, sin embargo sus nombres y sus ánimas no ha muerto en el pensamiento cosmogónico del hombre andino. Gloria Mendoza retrata y patentiza en la memoria colectiva a través de la poesía, hechos significativos que solo pueden ser comprendidos  por la misma experiencia vivida y comprendidos por el talento  de su pluma y para luego convertirlo en música universal.  

AYNACHA
Campesinos encontraron
la imagen de mama Martina reflejada en rio Ramis
aquí donde el cielo y el rio se juntan
la inundación de Puerto Puquis aún reflota

no estás muerta mama Martina
aullido espectral de búhos
aynacha en los ríos del mundo
Agua que azotó el pellejo de la poesía
La poesía se ha ahogado en una noche
Mi luna mi dulce luna mi luna mi dulce lunaaaaa.

EPÍSTOLA PRIMERA
Charco de tierra destruyo la voz del olvido luego del diluvio
acuérdate que existen ovejas en copos de nieve
la trenza airada de mama Martina y la  canción
de la sacerdotisa implorando no al aullido de los perros
no a la boca viperina si a la ruda sí al romero si a las rosas

escucha poeta la estación termina
y las cosas que dejaste
las calles donde las esquina son faros
el cielo multiplicando sus astros
la sonrisa la muerte/ aún todo está intacto.

SEÑORA TRISTEZA
Buenas noches mama Martina acompañada de yatiris
de la lluvia en agonía entre triste trinos
luego de relámpagos de las penas cotidianas

corola deshecha madre tierra entre pólvora y voces

en este movimiento de lava y piedra
sentimos flechazos de pájaros salvajes
en nombre de la inocencia humedecida por lejanos sueños. 

El  qolli que crece en la tumba de Martina.
Los comuneros le tributan homenaje a Martina  y a  los difuntos con pinkillos todos los 1 de noviembre
En el ideario Aymara los difuntos nos visitan el 1 de noviembre de todos los años  y hay que abastecerlos con víveres para  que retornen a su otra vida.

  
La pinkillada es la música universal de las ánimas en el mundo aymara.